Al Delegado de Aspirantes se le confía la tarea de educar a los chicos. EDUCAR es hacer aflorar los valores personales de cada uno, poner en juego los dones que Dios ha dado a cada chico, se debe trabajar conscientemente sobre el temperamento que ha recibido para forjar su carácter y éste adquiera paulatinamente una responsabilidad.
En suma al Delegado se le confían almas que de una manera u otra debe acercar a Dios.
FORJEMOS VERDADEROS HOMBRES Y MUJERES,
MIENTRAS FORMAMOS SANTOS Y APÓSTOLES.
Y para cerrar el capítulo las palabras de uno de nuestros mayores impulsores sintetizan todo...
“Educando a la infancia -naturalmente en colaboración con la familia cuya función es indispensable- debéis estar convencidos de realizar una de las obras más selectas. Vuestra labor es poco brillante tal vez pero exige un gran esfuerzo y espíritu de abnegación al mismo tiempo que es una de las formas de apostolado más eficaces para la suerte de la Iglesia y de la Patria. Sentid pues vosotros Delegados una estima grande por vuestra sagrada y delicada misión."
de la Audiencia de PIO XII a los Delegados de la A.C. Italiana dada en Roma 30-12-1953.
IMPORTANCIA DE LA AUTOFORMACIÓN
"La tarea formativa no sólo no es la menos importante sino que por el contrario ella señala la razón de ser de la Acción Católica y garantiza su autenticidad."
Pablo VI a la Acción Católica
Estas palabras son ya suficiente alegato para destacar la importancia de la autoformación. Ya desde sus bases recordemos que uno de los cuatro pilares de la Acción Católica es el estudio. Es imposible prescindir de él. Debemos formarnos para poder formar.
NADIE DA LO QUE NO TIENE
Pero el estudio no sólo debe servir para llenar nuestros cerebros de conocimientos debe ir acompañado de nuestra formación integral como HOMBRES CRISTIANOS debemos ser ejemplos de vida para todo aquel que nos conozca más aún para todo aquel a quien dirigimos.
Recordemos siempre este sabio consejo:
LAS PALABRAS PUEDEN CONVENCER...
PERO LOS EJEMPLOS ARRASTRAN.
F. Mauriac
PERO LOS EJEMPLOS ARRASTRAN.
F. Mauriac
CARACTERÍSTICAS DEL DELEGADO
En este capítulo intentamos analizar algunos aspectos indispensables para esta misión de "conquistar almas". Algunas de las virtudes que nos facilitarán esta misión son:
SENCILLEZ
Con la sencillez que nace de lo único indispensable para la vida del hombre. Pero... ¿y qué es lo indispensable? Pablo en el Cap. 13 de su 1ra. carta a los corintios nos habla de la dimensión del
AMOR. Él nos dice entre otras cosas:
“Aunque yo hablara todas las lenguas de los hombres y de los ángeles, aunque tuviera el don de profecías y conociera todos los misterios y toda la ciencia, aunque tuviera toda la fe, una fe capaz de mover montañas, aunque vendiera todos mis bienes para alimentar a los pobres y entregara mi cuerpo a las llamas si yo no tengo amor nada soy Señor."
Amen en cada instante de su vida, amen sus satisfacciones pero mucho más amen las amarguras que vinieren.
Despiértense amando, transcurran su día amando, acuéstense amando y dormirán amando. Si hacen de esto una virtud cuando les llegue la hora morirán también amando. Procuren alcanzar ese amor y aspiren también a los dones espirituales ya que les ha sido confiada la más delicada y trascendente misión: formar en el amor a los hombres del mañana.
Esto supone una enorme responsabilidad y les obliga a una creciente formación de su propia personalidad como hombre o mujer como cristiano y como apóstol. Porque en verdad evangelizamos por lo que somos más que por lo que hacemos y decimos. Es imprescindible que el Delegado sea un joven equilibrado y maduro, entusiasta y generoso, comprometido y alegre. Que viva de tal manera su fe cristiana y su ideal apostólico que sea capaz de contagiar a todos los chicos con quienes actúa.
Alguien dijo alguna vez: "No es cuestión de hacer lo que uno quiere sino en querer lo que uno hace".
Debemos estar dispuestos a AMAR HASTA LA MUERTE.
GENEROSIDAD
Generosidad en el Señor, es decir, estar siempre dispuestos a ser moldeados y conducidos por Jesús.
PERSEVERANCIA
Siendo una buena imagen la práctica de sembrar semillas que darán frutos en un futuro que quizá no veamos pero que ponemos en manos de Dios.
SINCERIDAD
Con nosotros mismos, mostrando siempre una coherencia de vida.
FORTALEZA
Qué es tan importante en nuestros tiempos si queremos mantenernos firmes en nuestras convicciones. Ella nos ayuda a escapar de la mediocridad y de la no-participación responsable.
MANSEDAD Y HUMILDAD
Nos dice el Señor: “Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí que soy manso y humilde de corazón." Mt. XI-29 El Señor nos invita a mirarlo a imitarlo en su humildad y mansedumbre, porque ésta es la forma de llevar las responsabilidades, no protestando ni rebelándose. Nos invita a todos a tomar con Él el yugo y si aceptamos voluntariamente Él nos llevar la mitad del peso para que nos resulte más liviano.
“Aprended de mí que soy manso.”. La mansedumbre es la gran virtud de la convivencia, es eminentemente social. “Bienaventurados los mansos porque ellos poseerán la tierra." Mt. V-4
Vos podés dar un ejemplo de mansedumbre para la Sección en el buen trato con los demás miembros de la Institución y del resto de la comunidad parroquial, con los padres de los Aspis, con el Asesor, respondiendo a las directivas de tu Comisión y del Consejo, etc. Los Aspis al ver un ejemplo concreto de mansedumbre podrán más fácilmente encarnarlo en sus ambientes. Mansedumbre que nace de la abnegación y vencimiento de sí mismo. Templanza en la humildad y paciencia para soportar las impertinencias ajenas, que se alimenta de delicadezas de caridad para tratar a todos con benevolencia.
Humildad para rebajarse voluntariamente al considerar nuestra propia debilidad y aceptar nuestros errores.
Con sentido sobrenatural, humildad es reconocer la pequeñez de la criatura delante de su Creador y la certeza de que ella nada tiene que no haya recibido de Él.
“La humildad es la verdad. "
Sta. Teresa
Sta. Teresa
Así es realmente, conocerse tal cual uno es, con limitada naturaleza delante de Dios. La humildad es la base de la santidad. Trabajemos entonces para conseguirla.
HUMILDAD EN EL ENTENDIMIENTO
Pensando que hay muchas cosas que no entendemos, que las entendemos mal o que nos equivocamos. Que no siempre tenemos la razón. Que no sabemos todo y por lo tanto no debemos temer el decir a un aspirante "no sé".
HUMILDAD EN EL CORAZÓN
Pensando que no siempre queremos con pureza de intención, que somos inconstantes, que con pretexto de querer a otro nos estamos queriendo a nosotros mismos. No cometamos el error de buscar el éxito de la Sección para vanagloriarnos... “ésta es mi Sección, miren que bien que anda ".
HUMILDAD EN LA VOLUNTAD
HUMILDAD EN LA VOLUNTAD
Pensando que no siempre hacemos lo que debemos y nos proponemos. Que somos débiles y podemos fallar como cualquier otro. Que aunque no nos salga bien un trabajo o un apostolado con los Aspis debemos intentarlo nuevamente.
Además el Delegado debe transmitir vivencias, experiencias, ser un verdadero maestro: un maestro de vida, un hermano mayor, humilde y manso de corazón, sencillo y alegre, consciente y responsable.
DELEGADO MAESTRO DE VIDA
¿Qué significa?
Según el diccionario maestro es el que enseña un arte o ciencia, este concepto no alcanza a describir la tarea del Delegado pues él debe hacer algo más que enseñar un arte o una ciencia: él enseña el Camino, la Verdad y la Vida.
Maestro de VIDA: porque debemos educar primero con el testimonio de nuestras propias vidas. Siendo jóvenes que viven la realidad cotidiana con una tremenda alegría (virtud del Aspi) responsabilidad y esperanza que debemos transmitir al hablar, al saludar y en cada uno de los gestos. Es decir, testimoniar el fervor apostólico en todo nuestro ser y actuar.
Porque somos forjadores de personas y apóstoles plenos, formadores de vidas que están en una etapa crucial donde se definen y asientan los rasgos fundamentales de la personalidad. Debemos ayudarlos a descubrirse, conocerse, valorarse en el servicio y el amor a los demás dándoles como meta y modelo a Cristo, cuya imitación constituye para el hombre fuente inagotable de superación personal y colectiva.
Delegado es aquel a quien se le confía algo. En nuestro caso se nos confía el futuro de la Acción Católica. Nuestra tarea tiene una importancia tal que cumplirla mal dejaría un vacío irremplazable.
El fundamento de toda educación es el AMOR.
El educador enseña, revela, exhorta, promete, castiga, retribuye, da ejemplo, porque maestro no es aquel que dice cosas buenas, es mucho más, es quien marca el rumbo, engendra salud, alegría y libertad, es quien expande las raíces en cada chico para que crezcan hombres plenos, humanos y cristianos.
La primer tarea de todo educador debe ser promover la capacidad fundamental del hombre: su conciencia. La toma de conciencia es el primer paso para el proceso de liberación y madurez personal. No permitir que se desarrolle implica no permitir el desarrollo integral del Aspi. Esta toma de Conciencia permite disponer de sí para elegir tomar posición personal ante la vida.
El Delegado debe tener certeza y claridad de las verdades que se deben creer y practicar. Si hay inseguridad, incertidumbre, confusión, contradicción, no se puede construir. Especialmente hoy es necesario poseer una fe iluminada y convencida para poder iluminar y convencer.
“Estad siempre prontos para dar razón de vuestra esperanza a todo aquel que os la pidiera."
1Pedro III-15
El Delegado ayuda a descubrir la vocación por excelencia de cada chico.
DELEGADO EL HERMANO MAYOR
"Un filósofo preguntó un día a un amigo:
- para enseñar el latín a Juan, ¿qué se necesita conocer?
- ¡El latín!
- No -dijo el filósofo
- es necesario antes conocer a Juan."
Como hermano mayor debemos conocer a los chicos: como son, que hacen, que les gusta, acompañarlos, escucharlos, para poder conducirlos hasta Cristo. Comprender sus defectos y caprichos pero a la vez buscar la perfección de ellos:
CORRIGIÉNDOLO, no consintiéndoles todo.
ORIENTÁNDOLO, dejándolo elegir su camino.
ACONSEJÁNDOLO, y para ello debe existir mucha CONFIANZA para que abran el corazón y cuenten sus problemas.
Pero para conocer al otro primero debemos conocernos muy bien nosotros mismos, aceptar nuestras limitaciones, capacidades, reacciones ante diferentes situaciones, para aprovechar al máximo nuestras posibilidades sabiendo que lo que tenemos es un don de Dios. Por lo tanto nuestra actitud debe ser de gratitud y gozo por todo lo que tenemos y somos, a la vez que debemos tomar conciencia de todo lo que podemos mejorar. De esta manera, si mejoramos nosotros mejorarán todos los que nos rodean.
Porque nuestra tarea tendrá muchos frutos si sabemos apreciar todo lo que podemos aprender de los Aspis.
Debemos saber cual es la mejor manera de interesarlos en el trabajo y así conseguir mejores resultados en su formación integral. Ellos necesitan de un Delegado dinámico y alegre que los lleve a descubrir lo profundo del mensaje Evangélico en las cosas simples y cotidianas. Que piense siempre en una actividad nueva y distinta, que contagie su entusiasmo por servir a Cristo y a la Iglesia y al mismo tiempo refleje el sentido de responsabilidad como testigo de su mensaje.
Pero debemos tener especial cuidado en no formar a los Aspis para nosotros mismos. Porque, ¿qué pasaría si nos fuéramos?. Seguramente la Sección se desintegraría porque no tendría sentido de trascendencia, entonces habría que empezar de nuevo y eso es lo que queremos evitar.
Pero debemos tener especial cuidado en no formar a los Aspis para nosotros mismos. Porque, ¿qué pasaría si nos fuéramos?. Seguramente la Sección se desintegraría porque no tendría sentido de trascendencia, entonces habría que empezar de nuevo y eso es lo que queremos evitar.
Además es importantísimo actuar siempre como personas comprensivas, veraces seguras y plenamente conscientes de nuestra misión.
DELEGADO, UN APÓSTOL DE CRISTO
El Delegado es ante todo un apóstol.
“Como el Padre me envió a mí yo también los envío a ustedes." Juan XX-21
Es también por amor a los Aspis que buscamos darles a ellos nuestro bien más preciado: la Buena Nueva.
"..ya que no se lo posee a Cristo para gozarlo sino para comunicarlo." Card. Pironio
El apostolado implica entonces en primer lugar nuestro propio testimonio de vida. Esto luego es acompañado por la Palabra, el anuncio explícito, sin el cual no hay evangelización verdadera.
Como apóstoles debemos conquistar del modo más simple a los más difíciles: los niños. Se tiene además un mandato especial, una responsabilidad muy importante, ya que no es un encargo más. El Delegado debe formar personas no sólo para salvarlos sino para ser apóstoles. Debe acercar a los Aspis a Jesucristo de tal manera que conociendo su persona lo admiren y lo imiten.
El Aspi debe convertirse de ésta manera en un apóstol en su ambiente. Ambiente formado por su familia, su escuela, su barrio. Esto puede resultar muy difícil, pero el Delegado debe estar preparado para formarlo e impulsarlo.
" No son los sanos los que tienen necesidad del médico, sino los enfermos." Lucas V-31
Aquí vemos la necesidad de brindar a los Aspirantes una formación integral para que no sólo los capacitemos como "médicos" sino también que se formen inmunes al "contagio".
El apostolado debe hacerse por todos a todos en cualquier lugar a cualquier hora y en cualquier edad. No conviene complicar lo que en verdad es simple. El apostolado debe convertirse en algo natural en nuestras vidas. Es mucho lo que podemos hacer porque vamos de la mano de Dios.
"La cuestión es empezar por hacer lo necesario, luego lo posible, y de pronto te encontrarás haciendo lo imposible."
San Francisco de Asís
DELEGADO, UN DIRIGENTE DE LA ACCIÓN CATOLICA
Ser dirigente significa ser uno de aquellos que comparten la responsabilidad de la misión que la Iglesia a confiado a la Acción Católica.
Los Aspis deben aprender de él para ser también dirigentes en sus ambientes.
EL TRABAJO CON LA FAMILIA DE LOS ASPIRANTES
Si tuviéramos que hacer una lista de todo aquello que influye marcadamente sobre nuestros Aspirantes seguramente incluiríamos a la familia, la escuela, los medios de comunicación social, los amigos, el Delegado, etc. Y si tuviéramos que priorizar entre ellos diríamos sin lugar a dudas que lo que más pesa es su familia.
A menudo sucede que la información que el Delegado parroquial le da al Aspirante no coincide con lo que éste recibe en su familia. Se produce entonces una discordancia entre lo que el aspirante recibe por un lado en la Parroquia y por otro lo que se vive todos los días en su casa. De este modo notamos que muchas veces la información que brinda el Delegado se diluye debido a esta posible contradicción entre la Parroquia y su familia.
Ante este obstáculo que se nos presenta, ¿qué hacemos? ¿buscamos trascender ésta dificultad?, ¿o nos conformamos con brindarle al Aspirante una formación aunque esta se asemeje a la semilla que cae al borde del camino? (como nos muestra el Evangelio en Lucas VII-12).
Aquí se nos presenta una opción: o buscamos trabajar con aquellos chicos que no presentan esta dificultad o nos proponemos trabajar con todos nuestros Aspirantes, incluso aquellos que no reciben su fe desde sus propias familias.
Una alternativa posible es que el Delegado se ocupe no sólo de sus Aspirantes sino que busque llegar también a las familias de los mismos. De este modo la tarea de formar integralmente a los Aspirantes es más eficaz si se incluye como objetivo el trabajar con su familia. En otras palabras, el Delegado no está a cargo de un grupo de niños solamente, sino que también se propone la evangelización de sus familias.
De ésta manera las familias pasan a ser evangelizadas por dos instancias: no sólo por el apostolado que realiza el Aspirante en su hogar, sino también por la influencia que el Delegado ejerce en ella en modo directo.
Ahora bien, ¿cuáles pueden ser los motivos por lo que el trabajo con las familias no se lleve a cabo?. Veamos a continuación tres posibilidades:
1-POR DESCONOCIMIENTO: el Delegado no ha tomado conciencia de esta responsabilidad. Entiende que su función se limita al trabajo con sus Aspirantes.
2-POR TEMOR: el Delegado se siente más seguro si trabaja solamente con los Aspirantes. Puede vacilar en cambio al tener que acercarse a los padres de los mismos al ser muy "mayores" en edad.
3-POR FALTA DE DEDICACIÓN: debido a que el trabajo con las familias implica una mayor entrega por parte del Delegado, puede haber quienes no estén dispuestos a asumir el compromiso que esto implica (en tiempo y energía) para el logro de la formación integral de los Aspirantes.
En orden a superar estos obstáculos:
EL TRABAJO CON LAS FAMILIAS DEBE SER:
- PLANIFICADO
- SISTEMÁTICO
- PROGRESIVO
- CON OBJETIVOS EVALUABLES
- CON EL APOYO DE LA CONSEJO PARROQUIAL Y DEL COMISION DIOCESANA
El trabajo con las familias de los Aspirantes por parte del Delegado sólo puede ser entendido dentro de la propuesta de FORMACIÓN INTEGRAL. Difícilmente se pueda lograr una verdadera formación integral si se toma la reunión semanal como único recurso formativo, ésta debe ser completada con otros medios (por ejemplo: campamentos, encuentros de oración, juegos, actividades y el trabajo con las familias).
HAY QUE PENETRAR EN LA VIDA DEL ASPI.